Aprovechando la reseña anterior sobre el último libro del capitán Alatriste, que mejor que colgar aquí una aventura del Aquelarre en la época del Villa y Corte. Una época más que interesante y una ambientación que, sin ser seguramente la más clásica del juego, me atrae sobremanera.
En las aventuras que suelo escribir de Villa y Corte no hay, a diferencia de las del Aquelarre más, llamémoslo, tradicional, elementos de magia o de demonios dispuestos a acabar con los pjs. Son más que nada enfrentamientos entre gente normal, desde taberneros a ex soldados de los tercios, compañeros de cofradías o mujeres de alta alcurnia. La ambición demoníaca y de sus adoradores da paso a las ansias de poder de la gente más terrenal, pero no por eso menos peligrosa, al menos para el cuerpo, aunque tal vez no para el alma.
Para esta época escribí hacía tiempo otra aventura, de título “El chantaje”, y que apareció publicada en el suplemento de “El tribunal de la Santa Inquisición” de Pedro García. Allí aparecía la “taberna del toledano”, el mismo lugar donde también se inicia esta aventura. De hecho, la idea –y así la llevé a cabo –era jugar ambas aventuras seguidas, aprovechando tanto los personajes que por ellas aparecen como los contactos que los pjs puedan ir conociendo y la reputación que se puedan ir labrando.
Los pjs serán testigos de un asesinato en dicha taberna, todo ello al parecer relacionado con un enfrentamiento entre dos cofradías y que está tiñendo las calles de Madrid de rojo. Nuestros protagonistas deberán moverse por los ambientes más sordidos de la capital para ir desentrañando el misterio que rodea a este enfrentamiento. Según vayan avanzando en la trama descubrirán unos hechos acontecidos en los tercios españoles años ha, y que parecen ser el origen de todo el mal que ahora se está desencadenando entre los miembros de ambos grupos. Para complicarlo, un alto cargo del gobierno de los Austrias parece ser el causante de todo. Los pjs deberán escoger entre involucrarse o no en esta lucha y, de hacerlo, a que bando ayudar a sabiendas que eso les granjeará la enemistad del otro.
A fe mía que merecéis que os ensarte!!!